B10 - El túmulo perdido de Azgoz el testarudo

Hace muchos, muchos años, cuando la ciudad de Robleda aún era joven, las tierras más allá de sus murallas eran páramos salvajes y montuosos, ahítos de criaturas terribles y bestias innombrables, que moraban bajo y sobre las colinas, en los tremedales y en las frescas riberas y sotos del Arroyosauce. Fueron muchos los aventureros que recorrieron sus vaguadas y valles, explorando más allá, descubriendo ruinas de otrora y reliquias ignotas. No pocos de ellos perecerían durante sus aventuras, enfrentados a desafíos y cuitas mil. Los menos, aquellos que gozaron de mayor fama, fueron enterrados en las Colinas Azules, horadadas desde hace siglos por cientos de túmulos, cavernas, grutas, pasadizos, criptas y mazmorras de todo tipo. Al trascurrir de los años, estos enterramientos cayeron en el olvido, extraviados en las brumas del tiempo.